Eres eterna en cada despertar,
eres agua fresca de un río
que nace en el corazón de una montaña.
Tu belleza es distinta, ajena a este mundo,
me declaro esclavo de tus ojos, de tu sonrisa,
de tus rodillas y el que nunca haya sido
esclavo de unas caderas que tire la primera piedra.
Tu caminar es una poesía,
la forma y estilo tan bendito que tienes
a la hora de desvestirte es mi delirio,
es la gloria y el infierno,
es una sensación que se apodera de mi
y lo único que ansió es devorarte entera,
cruda, sin dejar nada para después.
Voy a perderte en un laberinto de caricias,
en un huerto de besos infinitos,
me apoderare de tu voluntad y tu placer,
seremos uno solo, nos faltaremos al respeto con lujuria,
con deseo, con locuras que sólo dos almas
que se aman se dicen y se hacen
y entre contracciones de millones de sensaciones sensoriales...fenecen lentamente,
diminutamente, y entre pétalos, luces multicolor,
aromas exóticos y embriagantes sudores,
nacen y reviven en el núcleo de un aterciopelado edén.
Modesto Ivan Zepeda Jr.
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