Gloria a Dios en las alturas y en las llanuras del manjar de tu cuerpo que es infinito y exquisito. Que delicia es despertarte con el jugo de mis ansias locas por tu calor. Bendito sea el segundo cuando tu corazón me escogió a mi para amarme, hasta esta mañana no lo he defraudado. Siénteme, vibra ante la furia desquiciada de mis labios, ante la lumbre de mis manos que divagan por cada una de tus deliciosas curvas. Que bonito es darte los buenos días entre tus piernas, besayunarte hasta el medio día, disfrutarte entre las sabanas que todavía huelen a intensa noche, a cabellos y segregaciones. De frente luces como diosa, pero de espalda ¡Aleluya perla mía! Nada es más bello que tú de espalda, nada es mas suave que tus nalgas, nada me importa cuando estoy contigo por las mañanas. Eres mi pan de cada día, el agua que no se me niega, la gloria dormida cuando despierto para amarte una vez más, para ser testigo del milagro dentro del universo que es amarte. te confesare algo, no creo en las reencarnaciones, pero estoy seguro que tú antes de ser belleza fuiste alguna luna o alguna estrella.
No te levantes amor que yo te traeré el desayuno hasta la cama.
Modesto Ivan Zepeda Jr.
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