La vida da muchas vueltas y entre esas vueltas nos pone a todos en nuestro lugar, justamente donde cada uno merece estar.
No existe plazo que no se cumpla y hoy, entre tanto revolu, por azares del destino y sin imaginarlo te miré. Estabas más delgada, guapa como siempre y con la mirada perdida en la nada, como la culera que eres. No voy a mentir, no podría mentirme, verte me revolvió el alma. Sentí pinchazos en el pecho y en el estómago y rabia por no poderte mentar la madre cara a cara por tantos malos momentos.
Mis ojos sin poder evitarlo se nublaron y derramaron su ración de lágrimas por todo el tiempo que perdí amándote. A pesar de que te veías tan bonita, tan deliciosa, tan tú carajo, no pude evitar sentir asco y ganas de quererte reclamar por todas las deudas en que me dejaste hundido. Pero te fuiste de largo, tal vez no me "viste" o me ignoraste, da igual, eso es lo de menos.
Verte me hizo bien. Me hizo recordar nuestros malos días y también me hizo darme cuenta, sin duda, que tu recuerdo y tu amor han quedado atrás.
Si se te ocurriera llamarme, hazlo, me encantaría decirte alguna que otra cosita, recordarte a tu madre, al marica de tu padre y a toda la lacra que conforma el árbol podrido de toda tu familia.
Sin rencores eh, sin nada de rencores, tan sólo recordarte que tan desgraciada puede ser la especie humana.
Modesto Ivan Zepeda Jr.
No hay comentarios:
Publicar un comentario