Algunas veces, bueno, muchísimas veces idealizo más de la cuenta mis vivencias, mis amores, mis amigos y hasta el culero y descorazonado de mi padre. Me pierdo en un alucín de nubes que contienen todas las cosas que anhelo que me pasen o que deseo que fueran.
Las canicas que me quedan son muy pocas, son mis tiritos, las de la buena suerte, por poquito el último de mis amigos casi se las lleva todas el muy perro, el muy mi "amigo", el muy traicionero. Algunos de mis amigos debieron haberse llamado Judas los muy ojetes.
He caído de rodillas ante varios ombligos femeninos y suplicado por un pedazo de amor, por un mendrugo de cariño y en su mayoría me lo han negado, nunca califico, no reúno el crédito suficiente para la hipoteca de la felicidad, el resto de las veces yo la he cagado. Esta noche no voy a llorar, es preferible reír, gozar ante la dicha que me aguarda, ante el amor que vomitara en mí todo su universo de cosas bien perras.
Mientras tanto, a la chingada lo que me estorbe.
Modesto Ivan Zepeda Jr.
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