Si te digo que no, es que si.
Si te digo quiero estar solo,
no quiero estar solo.
Si te digo que no quiero
es que quiero que tú quieras.
Qué pena es el desamor, que calvario.
Me abriré de brazos y dejare que los cuervos
de la desilusión coman de mi pecho.
Que devoren mi ilusión de poeta,
mi ilusión de amar, mis ganas
de no querer estar solo.
Ya no daré más mi brazo a torcer,
no daré nunca más el primer paso,
permitiré que el desamor carcoma mis tripas,
mis ojos y que chingue mucho a su madre el amor.
Modesto Ivan Zepeda Jr.
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