Esta vida simple y ordinaria me tiene cansado, aburrido y desesperado. Hace algunas horas y cinco minutos renuncié a mi trabajo y a su mediocridad. Le dije a mi jefe "Vete al diablo perro del infierno, hasta aquí llego, no más, quédate tu estúpido trabajo y tus nefastos insultos".
Nunca antes me había sentido tan relajado o tan masturbado. Me fui directo a la cantina La Viuda Puta y me compré una botella de tequila, del mexicano, del bueno para bebérmela con muchas ganas. Después de terminarme la botella y celebrar el abandono de mi esclavitud laboral, me compré dos putas y me puse el resto del día a follar. me sentí amado, valorado, importante por segunda vez en mi vida después de la renuncia.
Entre cuatro tetas y dos coños, le di la bienvenida a mi nueva vida y a mi libertad.
Modesto Ivan Zepeda Jr.
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