Mi curiosidad pudo mas que yo,
te veías tan irresistible, tan bella,
tan cielo...tan mamacita.
Uno puede resistir algo, tanto,
pero hasta ahí, eso de morderse labios o chuparlos
no es suficiente, menos mojarse las ganas.
Verte bella, de noche y con lluvia,
y con tus pies y piernas al descubierto,
valía toda la pena, la alegría y el intento.
Descubrir tu desnudez fue sublime,
encontrarme en tus besos fue total,
pero estrellarme en tu sabor
fue la gloria en el centro del universo.
Tu sabor fue mi seno de vida, el vino del viento,
el elixir del mar entero.
Saborearte fue mi perdición, mi condena de amor,
tierra bendita y dulce de alfajor.
Esta noche no llueve, no es dulce, pero estas tú,
en mi mente, en mis venas, en mi alma,
y en mis labios habita cantando tu cítrico sabor.
Modesto Ivan Zepeda Jr.
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