Te veo y me endureces, me agitas el corazón, me subes la presión y me quemas por tenerte.
Mi imaginación es perversa cariño, lujuriosamente perversa y no puedo limitarme.
Te confieso que me encantas, que me envuelves y que necesito una mujer sin limites, sin pudores, que no me diga no a la hora de la concupiscencia.
Necesito una hembra que me muerda el alma, que se coma mi corazón, que me haga pedazos a besos y que me pierda en sus desquiciadas caricias y que me ahogue con su lengua.
Comamonos, seamos un solo cuerpo, incendiemos estas ansias por nuestra carne, seamos saliva, perversión y hundámonos en el sexo duro con esos bellos azules del amor.
Modesto Ivan Zepeda Jr.
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