Dejarse llevar por ese jardín de piel que perfuma el alma y la vida, que nos pasea en el azulejo de esa muerte diminuta que nos lleva a lo alto del firmamento, es de ensueño, es sublime, es total.
Bañarse entre las flores de las manos del corazón que amas es maravilloso, ser acariciado por labios que huelen a te amo, que besan como lluvia, es tocar el universo con un beso, un beso que sella y une dos almas que se hacen una sola ruta estelar hacia un mundo azul donde no existe final.
Modesto Ivan Zepeda Jr.